Las tesis mexicanas para justificar el desplome en el número de extradiciones de México a Estados Unidos en 2013 y 2014 se reducen a dos reclamos. El primero: una vez extraditado un narco mexicano, Washington pacta con él, en algunos casos lo transforma en testigo protegido, en otros reduce su sentencia a cambio de información, la cual no comparte con las autoridades mexicanas. Todo indica que esto es cierto, y que el principal exponente de esta postura, Jesús Murillo Karam, tenía razón. El segundo reclamo, expresado por el embajador Eduardo Medina Mora, se refiere a las solicitudes mexicanas de extradición, en particular de supuestos delincuentes de cuello blanco. Si Estados Unidos no nos envía a los criminales mexicanos de cuello blanco, no les mandamos a nuestros narcos. También parece cierta la acusación.
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Las tesis mexicanas para justificar el desplome en el número de extradiciones de México a Estados Unidos en 2013 y 2014 se reducen a dos reclamos. El primero: una vez extraditado un narco mexicano, Washington pacta con él, en algunos casos lo transforma en testigo protegido, en otros reduce su sentencia a cambio de información, la cual no comparte con las autoridades mexicanas. Todo indica que esto es cierto, y que el principal exponente de esta postura, Jesús Murillo Karam, tenía razón. El segundo reclamo, expresado por el embajador Eduardo Medina Mora, se refiere a las solicitudes mexicanas de extradición, en particular de supuestos delincuentes de cuello blanco. Si Estados Unidos no nos envía a los criminales mexicanos de cuello blanco, no les mandamos a nuestros narcos. También parece cierta la acusación.
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